Cómo reinventar la hora del almuerzo
por Michael K. Stone
Traducido por María Jesús Borgoñó Pascual
Hace tan solo dos años, la hora de la comida en la Escuela de Enseñanza Primaria John Muir en Berkeley, California, no era muy distinta de cualquier otra de cualquier lugar de los Estados Unidos. La comida era insulsa, grasienta y con excesivas calorías y generalmente se repartía en “unidades” previamente sometidas a un proceso industrial, que tan solo necesitaban calentarse y después servirse; estas “unidades” habían recorrido miles de kilómetros dentro de unos envoltorios con logotipos de la empresa elaboradora. Para los alumnos, el almuerzo no era más que un trámite para alcanzar el auténtico objetivo del mediodía: el recreo.
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