Mascotas y pedagogía

Por Steven King
Traducido por Lucía Rodríguez Antolinos
Revisado por José Francisco Gálvez
«Daisy, nuestro hámster marrón europeo, es una mascota genial para tener en clase. Nos ayuda a leer mejor, ya que en los momentos de lectura libre nos turnamos para leerle en voz alta en el pasillo. Daisy hace que el día sea más divertido por el simple hecho de tenerla en el colegio con nosotros. La ponemos en una rueda y dejamos que corra dentro de ella mientras nos turnamos para leer o mientras nos lee nuestra profesora. También nos encanta sostenerla porque nos transmite felicidad y calma. En fin, creo que tener a Daisy con nosotros es una muy buena oportunidad, en todas las clases debería haber una mascota como Daisy»
Mark, estudiante de 4º curso en Wisconsin.
Este extracto de un diario refleja algunos de los muchos beneficios que tiene acoger una mascota en clase. La enriquecedora y gratificante experiencia amplía la oportunidad de extender el plan de estudios y las actividades educativas, a la vez que fomenta un entorno único en el que los niños pueden forjar lazos con otros niños de cualquier curso. Las mascotas ayudan a sentar las bases del respeto, de compartir responsabilidades y del cuidado de otro ser vivo. Cuidar de una mascota en clase es una buena forma de acabar con el acoso, fomentar el respeto por la naturaleza y el mundo natural y llevar a cabo clases reflexivas que sean tanto emocionantes como divertidas.
Hay muchas especies diferentes de animales apropiadas para una clase, algunas de las más comunes son las cobayas, los dragones barbudos, los peces, las serpientes, las ratas, los cangrejos ermitaños y los conejos. Algunos factores decisivos en la elección de una mascota pueden ser el estilo y las preferencias personales del profesor, la edad de los niños en la clase, posibles alergias que puedan tener los niños a ciertos animales u otros gastos como el tratamiento veterinario o los costes de mantenimiento. Además de cuestiones logísticas como el cuidado durante las vacaciones o los fines de semana.
Para que los estudiantes se sientan conectados con la nueva mascota es importante involucrarlos en el proceso de selección, incluso antes de que llegue a clase. Una buena forma de empezar el proceso es dividiendo a los alumnos en equipos y asignarle un animal o un tipo de animal a cada grupo, para que busquen información. Los alumnos tendrán que recopilar información en equipo sobre el animal que les haya tocado, por ejemplo, su lugar de origen, hábitat, tamaño, qué cuidados necesita, su adiestramiento, etc. Este proyecto puede ampliar sus capacidades de aprendizaje y proporcionarles mucha información a partir de la que después la clase podrá basar su decisión.
Otra idea para el periodo anterior a la llegada de la mascota es invitar a un ponente a la clase. Un veterinario, una persona que trabaje rescatando animales o en un zoo podrían hablar del cuidado de animales en general. Pueden empezar hablando de las atenciones que necesitan, de cuestiones relacionadas con la salud o de la importancia de tratar a los animales y la naturaleza con respeto y preguntarles a los estudiantes por las dudas que puedan tener.
Tras seleccionar una mascota, es mejor preparar a los alumnos para la llegada e introducir a su nuevo compañero de una forma positiva y emocionante. Reserva algo de tiempo de clase para que puedan preparar el hábitat de forma correcta. Por ejemplo, buscar información del hábitat natural del animal y empezar a preparar una casa práctica y cómoda que se acomode a las necesidades de la mascota. Otra forma de incorporar la ayuda de los estudiantes es a través de la organización de sesiones sobre como cuidar al animal. Estas sesiones serían, básicamente, una especie de presentación que incluya una parte práctica en la que se muestre la forma correcta de cuidar y tratar al animal. Otra sugerencia para que los niños se involucren en las tareas de cuidado es investigar y crear una rutina para que el entorno se mantenga limpio y seguro en el aula. Esta rutina puede facilitar que todos los niños adopten un rol y participen. Establecer previamente un plan realista para la mascota, puede ayudar a gestionar el comportamiento de los alumnos y activar el sentimiento de responsabilidad colectiva en el cuidado del animal una vez que llegue.
El día en el que se presenta la mascota a la clase es muy importante. Entre la emoción y la ilusión de la clase, el animal puede sentirse algo sobrecogido y asustado. Para facilitar la transición, hay que repartir a cada estudiante una tarea cuando se reciba al nuevo integrante. Para ello, se pueden crear trabajos específicos o hacer que los niños se apunten para hacer las tareas. Por ejemplo, se pueden pedir voluntarios para alimentarlo, limpiarlo y sostenerlo. A cada estudiante al que se le haya asignado una tarea será responsable de contribuir en el bienestar general del animal. El encargado de la comida tiene que acordarse de alimentar a la nueva mascota y asegurarse de que se hace de forma correcta. Este tipo de trabajos pueden ayudar a distribuir la responsabilidad de cuidar de una mascota a la vez que fomenta que los estudiantes contribuyan con tareas fáciles y compresibles. Como profesor, es su responsabilidad ser el modelo de comportamiento con la mascota, por lo que cualquier manipulación del animal (si procede) debe limitarse hasta que se haya adaptado a su nuevo hogar en el aula. Para criar a una mascota feliz y sana, que será el centro de las futuras lecciones de aprendizaje, lo mejor es una lenta aclimatación al ruido, al movimiento y al entorno.
Si el animal se presenta de manera exitosa en clase, hará que los estudiantes aprendan algo más que el concepto clásico de mascota. Durante mucho tiempo, ha sido una importante herramienta de aprendizaje para muchos profesores de diferentes lugares que la han utilizado como medio para avivar el interés en el aprendizaje de sus alumnos.
La profesora de segundo, Brittany Jobak, de Warren, en Michigan, pudo proporcionar los materiales gracias a una subvención para un gueco cuyos estudiantes llamaron Leonardo. «Desde la semana que traje a Leonardo a clase, todos mis estudiantes han trabajado unidos, han pasado tiempo leyendo, escribiendo y aprendiendo sobre los guecos. Ha aumentado su sentimiento de responsabilidad al cuidarlo y ha sido una experiencia maravillosa verlos aprender a proteger a otro ser vivo unidos con trabajo en equipo», informó la profesora.
Rodney Crouse, un profesor de primero de primaria, tras leer las exitosas experiencias con mascotas en clase, buscó apoyo económico y decidió poner un acuario en la clase para facilitar el estudio de los organismos y los ecosistemas frágiles. «En mi experiencia, traer una rana enana africana y un ancistrus a clase ha mejorado el ambiente de mi clase que ahora es abierto y hospitalario. De otra forma, mis estudiantes no tendrían la oportunidad de interactuar con la naturaleza hasta este punto y de verla como algo especial. Siento que hemos creado un entorno de aprendizaje estimulante y único donde mis niños pueden observar, comparar y contrastar las necesidades de las criaturas».
Kristin Shanley imparte clase de ciencias en el norte de Mineápolis a 18 grupos distintos a la semana, cuyas edades van desde los 4 a los 11 años, y decidió buscar fondos para mantener a dos cobayas en su clase. «Desde el momento que llegaron las mascotas, mis estudiantes no podían dejar de mirarlas. Estaban muy emocionados y preparados para participar. La mayoría de mis estudiantes tienen entornos complicados en casa, por lo tanto, presentan muchos problemas de comportamiento derivados de sus vidas fuera de la escuela. Una vez que estas dos pequeñas criaturas llegaron a clase pude apreciar una gran diferencia. Todos querían acariciar, tocar, alimentar y observar a las cobayas. Ha sido increíble verlos aprender lo que es la responsabilidad y la compasión mientras la clase se convertía en lugar seguro, cálido y apetecible gracias a esas dos pequeñas».
Aparte de esto y otras pruebas anecdóticas, hay un gran número de estudios que se están realizando en los últimos años sobre los beneficios de una mascota de clase. Estos hallazgos han propiciado la aparición de programas de lectura con perros en colegios, en actividades extracurriculares, y en hospitales para que los niños puedan practicar sus habilidades de lectura en compañía de un amigo que no los juzgará si se equivocan o tienen errores de pronunciación. Muchos niños aumentan su confianza gracias a estos programas y desarrollan sus habilidades comunicativas además de amor hacia la literatura, todo mientras aprenden a respetar y preocuparse por un animal.
Desde el punto de vista de la planificación de una clase, una mascota permite añadir partes creativas al plan de estudios de muchas asignaturas como ciencias, Historia, Arte, Matemáticas y Lenguaje. Por ejemplo, en lo relativo a las ciencias la mascota puede usarse como un proyecto en el que se estudie al animal, se registren sus hábitos y sus patrones de comportamiento. Los estudiantes pueden documentarse sobre lo que necesita para sobrevivir en términos de dieta, ejercicio, hábitat y clima, todo mientras se observan los efectos que tiene su entorno en general y su habilidad para ser feliz y mantenerse saludable.
Para Historia, los alumnos pueden realizar un estudio sobre los orígenes de la mascota o pueden entrevistar a un abuelo o familiar sobre la importancia de los animales en su vida. En Arte, pueden trabajar sus habilidades de observación al dibujar diferentes detalles del animal con diversos materiales como pintura, marcadores, lápices o incluso arcilla moldeadora. En Matemáticas las mascotas son una forma de enseñar medidas y fracciones al implementarlas en la creación de tablas de alimentación o seguimiento. En Lenguaje los animales pueden ser una gran fuente de inspiración para la escritura creativa. La lista de posibilidades es casi infinita.
Uno de los mayores beneficios de tener una mascota en clase es la habilidad que esta tiene para acabar con las barreras que hacen posible el acoso escolar. Últimamente, este hecho ha llamado la atención en los sistemas escolares de Norteamérica por lo que se han introducido las actividades con mascotas como remedio contra los altos niveles de acoso escolar en un mundo cada vez más conectado y dependiente de la tecnología. En una sociedad que se enfrenta a una alarmante cantidad de casos de acoso, el hecho de compartir un mismo ser vivo es muchas veces suficiente para reducir las tensiones en la clase y la agresion entre estudiantes. A través del aprendizaje de la justicia, la compasión y la integridad, los niños son capaces de aplicar las habilidades que han obtenido del cuidado de la mascota de clase a las relaciones que tienen con el resto de los compañeros. De esta forma, una mascota en clase es una herramienta de valor incalculable que ayuda a promover la empatía, la comunicación y la capacidad de cuidar a otros seres vivos.
Además de ser una rica fuente de aprendizaje educativo, las mascotas aportan oportunidades únicas que promueven la enseñanza holística entre los estudiantes. Con la cantidad de avances tecnológicos disponibles hoy en día, los niños pasan más tiempo con aparatos electrónicos que nunca y una mascota les aporta un vínculo crucial con el mundo natural que puede mejorar la salud de los estudiantes y su bienestar tanto dentro como fuera del aula.
Steven King es el director general de The Pet Care Trust, una fundación caritativa sin ánimo de lucro con sede en Washington DC. Está dedicada a promover la comprensión sobre el valor de los animales de compañía y el derecho a disfrutarlos y a mejorar el conocimiento que se tiene sobre los animales a través del estudio y la educación. Steven ha trabajado con organizaciones sin ánimo de lucro relacionadas con los animales durante más de 30 años. Para saber más sobre la organización entra en www.petsintheclassroom.org