Un mundo mejor gracias al comercio justo

Por Zack Gross
Traducido por Alejandro Hurtado Viñas
Revisado por Mary Helen Villa Rodríguez
Parece ilógico que la gran mayoría de las personas que elaboran los productos básicos que más valoramos estén entre la población más pobre del mundo, viviendo en países que se encuentran entre los peores calificados en el índice de desarrollo humano de la Organización de las Naciones Unidas. Este es el caso de los agricultores y trabajadores que producen la mayor parte de la ropa que usamos, así como del café, el té, el chocolate, el azúcar, la fruta y de otros cultivos tropicales.
El comercio justo es el sistema que combate estas desigualdades ofreciéndole a los productores la posibilidad de recibir mejores salarios y condiciones laborales, y de aprender sobre prácticas medioambientales más ecológicas. Este tipo de comercio también les ofrece más influencia en el mercado internacional y primas en los precios que les permitirían desarrollar las comunidades en las que viven.
En los viajes que he hecho a lo largo de mi extensa carrera, he podido constatar que, si se les dan las oportunidades y se les trata de forma justa, los habitantes de las comunidades de los países menos desarrollados (especialmente las naciones tropicales que se encuentran en el hemisferio sur) mejoran su calidad de vida. El comercio justo puede ser más beneficioso para los productores desfavorecidos que las ayudas caritativas que se otorgan a día de hoy.
Aunque se aprecia la generosidad de vuestras donaciones a una organización benéfica, y por supuesto sirve de ayuda, se tiene que actuar más a nivel político para asegurar que consumamos productos de buena calidad y que los productores mantengan una mejor calidad de vida. Por ejemplo, en Tanzania, en África Oriental, he visto a gente pasar de simplemente caminar a montar en bici a conducir un coche, o de pasar de no tener telecomunicaciones a tener acceso a internet y a un teléfono móvil en todo momento gracias, en parte, a los beneficios del comercio justo en el mercado de la artesanía. En América Central y Sudamérica, he visto desarrollarse la misma situación en los mercados del café, el cacao y el azúcar.
Los consumidores podemos apoyar el movimiento global para crear un comercio más justo «votando con nuestro dinero» por productos más éticos cuando salimos a hacer la compra. También podemos estudiar, y tomar medidas contra, las reglamentaciones comerciales que las empresas y los gobiernos más ricos promueven y apoyan, que dañan las economías de las familias de los países más empobrecidos. Los profesores pueden ofrecerles a los alumnos, que ya estén implicados en el asunto, la información y estructura para poder actuar y marcar una gran diferencia en las vidas de los productores de los países desfavorecidos gracias al comercio justo. Podría ser creando un club, organizando eventos o integrando políticas de comercio justo en sus colegios.
Para algunos profesores, el comercio justo es uno de los tantos problemas mundiales que quieren explicar a sus alumnos. Sin embargo, para otros, esta preocupación y práctica se convierten en lo más importante del colegio, lo que determina el modo en el que este contribuye a la reducción de la pobreza mundial.
Comencé a iniciar a mis estudiantes en la materia del comercio justo por primera vez hace 45 años. Por aquel entonces era un activista universitario que iba de clase en clase para hablarles de la pobreza en el mundo, hacer juegos de simulaciones y exponer presentaciones con esos proyectores antiguos. Hoy en día, recibo invitaciones de colegios a diario para hacer presentaciones sobre el comercio justo y crear estrategias para que obtengan el estatus de «escuela Fairtrade», organizando asambleas y otorgando diplomas que promuevan el comercio justo e insistiendo para que los distritos escolares adopten el comercio justo como parte de sus políticas de sostenibilidad. En este artículo expondré las nociones principales del comercio justo y propondré algunas actividades que los educadores pueden utilizar en las aulas.
¿Qué es el comercio justo?
Las dos preguntas que más me hacen son «¿Qué es el comercio justo?» y «¿Cómo puede nuestro colegio convertirse en una escuela Fairtrade?». También me suelen preguntar «¿Dónde puedo encontrar productos de comercio justo?» y otras preguntas relacionadas con la disponibilidad y el precio de los productos. Alguien siempre me pregunta «¿De verdad el comercio justo ayuda a cambiar la situación de las comunidades en países del hemisferio sur?». Examinemos más a fondo estas preguntas.
De forma resumida, el comercio justo engloba unos cuantos principios básicos. En primer lugar, el sistema de comercio justo permite asegurar que los productores agrícolas y artesanos obtengan un beneficio mayor por su trabajo y productos de lo que les ofrecerían en el mercado internacional actual.
Solamente unos pocos centavos de lo que pagas por un café o un plátano van realmente a la persona que los cultivó. El sistema de comercio justo puede multiplicar esta cantidad desde 6 hasta 10 veces.
En segundo lugar, los productores de comercio justo y ecológico reciben una prima añadida a su pago de alrededor de un 10 %, que va destinada a proyectos comunitarios para colegios y clínicas, a la compra de equipamiento nuevo y a la formación de las personas de la comunidad. La prima también se ha usado para realizar investigaciones agrícolas y para combatir los efectos del calentamiento global. Gracias a Fairtrade International, un organismo con sede en Bonn, Alemania, y a sus socios internacionales, el sistema de comercio justo ha conseguido apoyar financieramente a agricultores durante la aparición de enfermedades y fenómenos meteorológicos causados por el cambio climático.
Como los productos de comercio justo suelen provenir de comunidades rurales, el proceso favorece el liderazgo, la transparencia y la democracia. Además, se toman medidas suplementarias para asegurar la presencia de mujeres en puestos de poder en cada comunidad para combatir el dominio tradicional del patriarcado en la sociedad. Lógicamente, el comercio justo prohíbe el trabajo infantil y crea medidas para mejorar la seguridad de los trabajadores.
El aumento en popularidad de los productos de comercio justo en la última década ha provocado que actualmente sea más fácil encontrar los alimentos comunes, como el té o el café, como productos de comercio justo en supermercados y grandes almacenes.
Además, claramente, las tiendas locales de comida saludable o «verde» también tendrán existencias, como todas las tiendas canadienses Ten Thousand Villages (Dix Mille Villages en la parte francófona) y en algunas partes de Estados Unidos. Ir más allá de estos productos de consumo diario llevará un poco más de esfuerzo e investigación, pero también es posible obtener frutas, verduras, ropa, balones de deportes, vino, otros licores, flores, especias, fruta seca y más productos de comercio justo.
Un aumento en las ventas de estos productos también comporta una bajada en el precio de estos. Como exgerente de una tienda de comercio justo, sé que un saco de granos de café que antes costaba 18 $, ¡ahora cuesta al menos 5 $ menos! Si vives en ciudades grandes como Vancouver, Toronto o Montreal, tienes acceso a un catálogo más amplio de productos de comercio justo. Si buscas un producto en tu comunidad, siempre encontrarás diversas formas de obtenerlo. Por ejemplo, en eventos u ocasiones especiales para la venta de plátanos o flores cultivadas usando el sistema de comercio justo, o simplemente visitando tiendas locales y convenciéndolas para que se unan a la causa e importen productos de comercio justo regularmente.
El problema principal es que hay más productos de comercio justo en el sistema de los que se venden. ¡Tenemos que esforzarnos por promover la venta de productos de nuestros socios del hemisferio sur!
Las escuelas Fairtrade
Es fácil obtener el estatus con la ayuda de Fairtrade Canada o Fairtrade America. Lo primero es formar un pequeño comité con unos alumnos y al menos un profesor y un administrador. Después asegúrate de que la sala de personal y la cafetería ofrezcan tres opciones de comercio justo (p. ej. café, té y azúcar). Coloca carteles informativos y celebra al menos un evento al año relacionado con el comercio justo. Informa a tu comunidad de vecinos de los pasos que has tomado. Hay una solicitud en línea para todos los organismos mencionados para hacer el proceso oficialmente.
¿De verdad generamos un cambio?
¿De verdad el sistema de comercio justo permite mejorar la calidad de vida de los países del hemisferio sur? Cuando un profesor o un director me preguntan esto, no quieren una respuesta sacada de un libro, más bien prefieren ver con sus propios ojos los beneficios del comercio justo. Por tanto, los organismos canadienses de comercio justo han establecido, organizado y promocionado «visitas a los orígenes» para descubrir cooperativas, con base en América Central, América del Sur y el Caribe, que producen café, cacao, plátanos, mangos, azúcar, y otros productos.
Yo mismo estuve en una «visita a los orígenes» en Perú, en 2016, junto a otros activistas, empresarios, y líderes institucionales de todas partes de Canadá. Fuimos testigos de muchas de las situaciones que he mencionado en el artículo. En mis presentaciones, hablo de una cooperativa productora de plátanos que visitamos. Nos enteramos de que la gente perdía dinero por cada plátano vendido antes de implicarse en el comercio justo porque el precio del mercado era más bajo que el coste de producción.
También vimos las medidas de seguridad en el sistema de producción que instalaron los locales, como un equipo para proteger los hombros cuando cortaban y recogían racimos de plátanos, o un sistema de poleas para transportar los plátanos a las áreas de lavado y clasificación para que los trabajadores no tuviesen que llevar cargas pesadas en condiciones de calor y humedad extremos. También nos fijamos en que las mujeres tenían más presencia en los roles de liderazgo, ya que ellas eran las guías durante nuestras visitas y nos enseñaron sus cooperativas.
Sin el comercio justo no habría motivo para que los productores del hemisferio sur quedaran en sus tierras, con unas perspectivas de futuro de pobreza continua, disminución de la producción y aumento del aislamiento, ya que el mundo se está urbanizando a un ritmo increíble.
Correr la voz
El comercio justo puede dar un primer impulso para llevar a cabo cambios reales, pero requiere nuestro compromiso. Los colegios permiten que los alumnos desarrollen su pasión, entusiasmo y diversión, por lo tanto, son el lugar ideal para sensibilizar a la gente.
Como aprendí tras muchas visitas a salones de clase, traer a alguien para que hable a los alumnos y a los profesores de un problema mundial puede tener un efecto a largo plazo. Sobre todo, si el invitado ofrece recursos que se pueden experimentar: un juego, fotografías tomadas durante las expediciones a países del hemisferio sur, o incluso un ponente originario de uno de esos países.
Hace poco, cuando daba una charla en una universidad, muchos de los estudiantes me reconocieron como «aquel tipo del comercio justo» que había ido a su colegio años atrás. Se acordaban de las camisetas de comercio justo que habían serigrafiado, de los balones de deporte con los que habían jugado en los gimnasios, y de los muffins de plátano con pepitas de chocolate que habíamos servido durante una asamblea escolar.
Otra ventaja de expandir el activismo a favor del comercio justo en los colegios es la presencia de ciudadanos jóvenes. Se les pide a los alumnos que cuiden bien de la tierra, el aire y el agua, que sean buenos ciudadanos en sus respectivas comunidades y que sean buenos amigos con los que les rodean. Muchos colegios se preocupan por su entorno físico, económico y medioambiental. Las discusiones sobre el comercio justo y las acciones que se toman para promoverlo permiten concienciar a los jóvenes sobre los problemas locales e internacionales, incluso de los que parecen más lejanos.
Descubrir el comercio justo puede ser tan divertido, como lo puede ser cambiar el mundo. ¡Habla del tema con tu colegio!
Zack Gross es el coordinador de Comunicaciones con las colectividades de Fairtrade Manitoba, un programa del Manitoba Council for International Cooperation [Consejo de Manitoba de Coordinación Internacional] (www.mcic.ca). También es el expresidente de la Canadian Fair Trade Network [Red de Comercio Justo de Canadá] y un miembro de la junta directiva de Fairtrade Canada.
Y sí, Zack es el que está llevando un disfraz de plátano durante una presentación.
Alejandro Hurtado Viñas es un estudiante de Traducción e Interpretación en la Universidad de Murcia.
May Helen Villa Rodríguez es una estudiante de Traducción e Interpretación en la Universidad de Murcia.
Recuadro de la página 4
Las redes de comercio justo
El sistema internacional de comercio justo comprende a Fairtrade International, a sus miembros y a sus socios. Ser reconocido con el símbolo de Fairtrade International es el «estándar de oro». Otros sistemas fiables incluyen el sistema de Símbolo de Pequeños Productores, la Organización Mundial del Comercio Justo, la Fair Trade Federation [Federación del Comercio Justo], Fairtrade USA, la certificación UTZ, la Rainforest Alliance y las marcas de «comercio justo» y «comercio directo» sin etiquetas.
En Estados Unidos, los principales organismos son Fairtrade America (www.fairtradeamerica.org), con sede en Washington DC, y el Fair World Project (www.fairworldproject.org), con sede en Portland, Oregón.
Estos dos organismos ofrecen programas y materiales para apoyar los esfuerzos comunitarios y escolares a favor del comercio justo. Fairtrade Canada (www.fairtradecanada.ca) y la Canadian Fair Trade Network [Red de Comercio Justo de Canadá] (www.cftn.ca) se encargan de gestionar un gran número de programas que ofrecen oficialmente el estatus de «Fairtrade» a escuelas, campus, ciudades, lugares de trabajo, grupos religiosos, embajadores y eventos.
Una escuela FairTrade requiere un pequeño comité que se asegure de que haya productos de comercio justo como café, té, azúcar y chocolate en la cafetería y los eventos escolares.
Los programas educativos y los carteles informativos garantizan que todo el mundo sepa sobre el comercio justo y que están en una escuela FairTrade. A día de la publicación original de este artículo, Canadá cuenta con 18 escuelas FairTrade en Quebec, Ontario, Manitoba y Alberta. Además, otras escuelas están en proceso para obtener este estatus.
Si la idea de invitar a un ponente externo al colegio no es viable, recuerda que cada uno de los organismos de comercio justo anteriormente mencionados ofrecen excelentes herramientas de promoción y fuentes de información. También gestionan programas en los que los colegios pueden participar, como el Halloween de comercio justo o San Valentín de comercio justo, o incluso el Día Internacional del Comercio Justo, en mayo. En sus páginas web también se pueden encontrar vídeos para ver en lugar de invitar a ponentes.