Replanteando la Educación Sobre el Cambio Climático

Por Rosalyn McKeown y Charles Hopkins
Traducido por Michelle Bortoni

El mes pasado la NASA emitió un reporte pronosticando que el año 2010 sería el más caliente registrado hasta la fecha, a causa de la combinación del calentamiento global y el fenómeno El Niño1 . Debido a que la gran mayoría de científicos concuerdan que el clima de la tierra se está calentando, muchas organizaciones e individuos solicitan la implementación del cambio climático en la educación. Aunque nadie duda de la importancia de la educación tanto en aminorar (por ejemplo disminución) como adaptar este ostentoso fenómeno hecho por el hombre, no existe un acuerdo entre lo que es y lo que debería ser la educación sobre el cambio climático. Al revisar planes de estudio y sitios de internet sobre el cambio climático, notamos que mucho del trabajo previo ha sido realizado por científicos y maestros de ciencia y geografía (CISHDGC, 2002). Aplaudimos su esfuerzo.

Mientras que la ciencia y la geografía son puntos de partida razonables, sabemos que el cambio climático, como muchos otros problemas sustentables, posee raíces sociales, económicas, medioambientales y políticas. Como resultado, la educación sobre el cambio climático también debe reflejar esta complejidad. A través de investigación científica sistemática, hemos conocido las causas de muchos problemas medioambientales por varias décadas. De manera similar, los efectos del incremento en los niveles de gases de invernadero en la atmosfera se han sabido por años. Sin embargo, esta sabiduría basada en la ciencia no ha sido interpuesta sobre cambios en la política, legislación o en el comportamiento de alta difusión que se requiere para abordar, de manera adecuada, el cambio climático.

Las soluciones al cambio climático requerirán el compromiso de las ciencias sociales, de manera que desarrollen una comprensión social, claves culturales y voluntad política necesarios para que un cambio suceda.