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Comprendiendo la variabilidad climática

Por Gail Littlejohn
Traducido por Martha Suarez

Cuando hablamos acerca del cambio climático como un fenómeno común, a menudo olvidamos que el sistema planetario que gobierna el clima nunca es estático. Cuarenta y cinco millones de años atrás, el Ártico era lo suficientemente balsámico como para soportar árboles de coníferas y cedros de hasta treinta metros de alto y un metro de diámetro. Dieciocho millones de años atrás, la mayor parte de Canadá y el norte de los Estados Unidos se encontraban bajo hielo y en prácticamente toda Norteamérica existió un período, después del retiro de los glaciares, en que el clima fue más cálido que en la actualidad. De hecho, el cambio climático parece ser la regla, no la excepción. Aunque, evidentemente, la diferencia es que ahora son el clima y las actividades humanas lo que parece estar desencadenando dichos cambios.

Determinando los efectos de la acción humana y prediciendo las consecuencias, los climatólogos a menudo se cuestionan las condiciones del pasado. Por ejemplo, algunas de las preguntas más usuales podrían ser: ¿Qué temperatura tenía la Tierra cuando, en el pasado, el nivel de dióxido de carbono en la atmósfera era tan elevado? ¿Hasta qué altura llegaba el nivel del mar cuando la Tierra alcanzaba esas temperaturas tan elevadas que se piensa que podrían alcanzarse de nuevo en el futuro? El hecho de conocer el pasado puede ayudarnos a comprender qué está ocurriendo en el presente, prever o, aún mejor, quizá prepararnos para lo que podría ocurrir en el futuro. Para los estudiantes que tratan de entender la reciente ciencia del cambio climático, es aún de más ayuda el conocer cómo los científicos adquieren e interpretan la información que tenemos acerca del pasado de la Tierra.

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