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Un salón de clase tranquilo gracias al Feng Shui

[En la imagen, desde arriba hacia abajo: Espacio. Fluidez. Equilibrio.]

 

Por Deena Kara Shaffer

Traducido por Luciana Salusso

 

“El Feng Shui, una antigua disciplina china, estudia las relaciones entre la persona y el lugar […] y se centra en cómo se experimentará emocional y físicamente un lugar…”. “Feng”, que significa viento, y “Shui”, que significa agua, es un sistema y una práctica de 7000 años de antigüedad cuyo objetivo es ayudar a lograr equilibrio. El principio básico es que todas las cosas tienen una energía que, por consiguiente, afecta tanto la sensación general y la salubridad de un lugar como las que están en un lugar.

 

Esta descripción básica puede parecer no sólo inofensiva sino que también intuitiva e incluso indiscutible. Después de todo, todos sabemos cómo es sentirse cómodo en un lugar o ambiente o sentir rechazo. Según los principios del Feng Shui, estos sentimientos surgen como resultado a lo que hay en el espacio, o a lo que no hay, y cómo está distribuido.

Sin embargo, el Feng Shui ha sido objeto de una gran controversia. Muchos de nosotros nos  hemos introducido en el mundo del Feng Shui a través de la televisión y de muestras de decoración del hogar que normalmente se relacionan con la venta de productos en donde se afirma, de manera poco probable, que pueden mejorar tu salud o curar tus dolencias. El resultado ha sido una mezcla de malentendido, superstición y, a fin de cuentas, la falta de ideas potencialmente útiles que, como mínimo, pueden ayudar a que la gente se sienta más a gusto con su entorno.

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