Monitoreando Húmedales

Por Patrick Stewart
Traducido por Fabiola Ureña-Boeck

A principios de cada primavera, los escolares de todos los Estados Unidos agudizan el oído para escuchar el aviso de ranas y sapos, importantes habitantes de todo humedal. Los jóvenes oyentes son participantes de programas de educación y concientización sobre la salud y destino de reptiles y anfibios. Al noreste de Estados Unidos, el objeto de su atención es, a menudo, la ranita ardilla , una pequeña rana arborícola cuya voz es demasiado grande para su tamaño. La ranita ardilla y otras especies son protagonistas de la natural procesión de primavera desde poco después de la última era de hielo- y posiblemente desde mucho antes. Para muchas personas del noreste, que las ranitas ardilla inicien su canto, después de pasar el invierno congeladas bajo las hojarascas de los bosques cercanos, es una señal segura de primavera.

Además del carácter recreativo y educativo del monitoreo, es la preocupación por la merma de las poblaciones de anfibios lo que atrae a los voluntarios a ocultarse en las zanjas de las carreteras en las tardes de primavera para escuchar sus cantos. Hace una década, los biólogos advirtieron acerca de la caída tan rápida como pronunciada del número de ranas y otros anfibios. En 1995, reportes del estado de Minnesota describieron un gran número de ranas con deformidades que no se habían observado antes. Desde entonces, se presentaron malformaciones en más de una docena de especies. Algunas especies han desaparecido, e incluso especies que solían abundar en ejemplares, son cada vez menos comunes en muchas áreas. No hay duda que la pérdida de los humedales debido a la actividad humana es un factor importante en la disminución de las poblaciones de anfibios, pero otros cambios en el medio ambiente, como el calentamiento global y la reducción de la capa de ozono, también pueden ser factores que contribuyen.